Somos dos príncipes en pareja
aunque no podamos decirlo. Lo de príncipes, claro. Dos paladines
capaces de levantar el ánimo a nuestras amigas sea cual sea el
motivo de su “blues for you”. Blue, azul, ¡cómo los príncipes!
Si es que lo tenemos todo pensado.
Es cuestión de sacarlas a bailar
entre nosotros. De acariciarlas y hacerlas girar sujetas entre los
dos, de dejar que se relajen en una jaula de cuatro manos cuidadosas
e inofensivas. Para ellas. De que se sientan princesas intocables,
admiradas y protegidas.
Para esos momentos en que las amigas
no bastan. Para todo lo demás…
Solemos servir para males de amores,
traiciones punzantes y problemas familiares. Difumina tristezas y
hasta enlaza nuevas promesas. Sí, aquella que bailaba entre dos tíos
como si tenerlos a pares fuera lo más normal para ella…
Luego las dejamos con sus sonrisas y
volvemos con las nuestras, clandestinas y juntas, a casa.
Todos tienen derecho a su propio príncipe.... Buena entrada
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